Y el citado autor estima que las razones no están del todo claras porque puede deberse a causas geográficas y hasta políticas pero asigna valor a otro factor que merece mención y análisis: gran parte de los cristiana se sentían muy disgustados pues veían que sus dirigentes estaban más preocupados por las cuestiones mundanas y materiales que por el desarrollo espiritual de ellos mismos y de sus dirigidos.
Quizá el Cisma de la Iglesia ocurrido muchos siglos después tuvo también parte de su basamento en similar sensación de desagrado y por ello Martín Lutero se apartó de la Iglesia Católica Apostólica Romana, no para convertirse en ermitaño en forma plena aunque sí en su esencia.
Los "protestantes" que comenzaron a crear sus propias iglesias cristianas lo hicieron en forma independiente, y manteniendo su fe soportada por el Nuevo Testamento, aunque con una libre interpretación tanto de éste como del Antiguo. Así se fueron formando grupos "ermitaños" que procuraban - y procuran - retornar permanentemente a lo esencial espiritual sin el ornato y los rituales que mantiene la Iglesia conducida por el Papa, entre otras diferencias.
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