De ellas extrajimos las conclusiones que volcamos aquí.
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1. En la actualidad los ejes de discusión debieran ser: el crecimiento exponencial de la pobreza, la crisis educativa, la estructura del gasto en educación, la escasez de mano de obra calificada y la inseguridad. Nada es posible con un pueblo sin dignidad del trabajo, desculturizado, con una paupérrima educación, en el cual convive una gran masa de desocupados sin calificación suficiente y con una atención primaria de la salud que mete miedo.
2. La consecuencia más grave que trae consigo una degradación cultural, como la que estamos padeciendo, es la de impedir la viabilidad de cualquier Proyecto Nacional. Por ello es imprescindible la existencia de una política cultural y educacional de horizontes estratégicos para galvanizar a un pueblo confundido en pos de un ideario trascendente de vida en común, sustentada en valores unánimemente compartidos.
3. La falta de un proyecto Nacional de industrialización y la existencia de una política industrial errática que la Argentina arrastra desde hace años, afecta notoriamente su competitividad.
4. Los síntomas de una creciente inflación que genera una sensación de pesimismo hacia el futuro, por la posibilidad de que esas expectativas inflacionarias se perpetúen incorporándose a los contratos de trabajo, de bienes y servicios, etc., profundizando el círculo vicioso, ¿serán controlados?. ¿Reformarán el sistema tributario para hacerlo más eficaz y equitativo, favoreciendo una mejor distribución del ingreso y permitiendo apuntalar el crecimiento, el desarrollo y la equidad social?, ¿protegerá el Estado nacional nuestra tierra preservando sus paisajes con su flora y su fauna autóctona?. Para bien de todos, esperemos que si.
5. Los obstáculos más complicados que deberemos vencer durante el 2011, en un panorama como el descripto, lleno de temores y ansiedades, incluyen la inseguridad (tanto física, como jurídica), la desmotivación y la dificultad de tolerar la frustración.
Mis amigos, el arte del bien común tiene tres elementos fundamentales: memoria del pasado, inteligencia del presente y providencia del futuro. Por esa razón, todas nuestras vivencias no pueden caer en saco roto, son experiencias que no podemos dejar de capitalizar para enfrentar el devenir. Piensen que en ese devenir esta la vida, la familia, los valores, las cosas que siempre nos gustaron y perdimos, las cosas que nos quitaron y aquellas a las que renunciamos por consentir, callados..., sorprendidos, o...¡qué se yo porqué!.
Para cambiar el rumbo de las cosas..., debemos involucrarnos. Si le agrada como estamos viviendo, no se caliente, revuelva la yerba y siga tomando mate..., pero tengan presente que se puede, ¡siempre se puede!.
Hugo César Renés
18-12-2010
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