"Me dijo un campesino chino:
Si quieres ser feliz un día, emborráchate;
si quieres ser feliz una semana cásate;
si quieres ser feliz toda la vida, sé jardinero."
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"Cada vez que yo entraba a la casa de la Madre Teresa, sentía que Dios recién había salido."
"Una señora, impresionada por verla bañar a un leproso, le dijo: yo no bañaría a un leproso ni por un millón de dolares, a lo que Teresa contestó: Yo tampoco porque a un leproso sólo se lo puede bañar por amor."
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El regalo de la libertad:
Cuando me fuí de mi casa, niño aún, mi madre me acompañó a la estación, y cuando subí al tren me dijo: Este es el segundo y último regalo que puedo hacerte, el primero fue darte la vida, el segundo la libertad para vivirla.
La oración dilecta de mi madre decía: Señor, te pido perdón por mis pecados, ante todo por haber peregrinado a tus muchos santuarios, olvidando que estás presente en todas partes. En segundo lugar, te pido perdón por haber implorado tantas veces tu ayuda, olvidando que mi bienestar te preocupa más a ti que a mi. Y por último te pido perdón por estar aquí pidiéndote que me perdones, cuando mi corazón sabe que mis pecados son perdonados antes que los cometa, ¡ tanta es tu misericordia, amado Señor!.
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Facundo Cabral nació en un puerto argentino - Berisso - en mil novecientos treinta y siete, y desde que aprendió a caminar no se detuvo jamás.
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Hay dos cosas que un buen charro debe tener; una buena vieja y una buena mula, eso sí, que la mula no sea muy vieja y que la vieja no sea muy mula."
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Dios tomó forma de mendigo y bajó al pueblo para acercarse a la casa del zapatero al que le dijo:
"Hermano, soy muy pobre, no tengo una sola moneda encima y mis sandalias están rotas, si tu me hicieras el favor."
A lo que el zapatero le respondió: " Aquí todo el mundo viene a pedir y nadie a dar."
Dios le dijo: " Yo puedo darte todo aquello que tú necesites."
"¿ Tú podrías darme un millón de dólares para que yo fuera feliz?."
"Yo puedo darte diez veces más que eso a cambio de algo: a cambio de tus piernas."
A lo que el zapatero le respondió: " Para qué quiero yo diez millones de dólares si no voy a poder caminar sólo".
"Puedo darte", continuaba el Señor, "cien millones de dólares a cambio de tus brazos."
El zapatero, inquieto le dijo: "¿ Qué puedo hacer yo con cien millones de dólares si no voy a poder comer solo?."
El Señor le hizo la última tentativa al zapatero. "Te voy a dar mil millones de dólares a cambio de tus
ojos".
El zapatero, asustado ante el mendigo le respondió: " Qué hago yo con mil millones de dólares si no puedo ver a mi mujer, a mis hijos, a mis amigos."
El Señor le dijo: " Ah, hermano, hermano, qué fortuna tienes y no te das cuenta". " Si amas al dinero a lo sumo llegarás a un banco, pero si amas a la vida, seguramente llegarás a Dios."
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" Escapa de los que compran lo que no necesitan, con dinero que no tienen, para agradar a gente que no vale la pena."
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Si quieres ser feliz un día, emborráchate;
si quieres ser feliz una semana cásate;
si quieres ser feliz toda la vida, sé jardinero."
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"Cada vez que yo entraba a la casa de la Madre Teresa, sentía que Dios recién había salido."
"Una señora, impresionada por verla bañar a un leproso, le dijo: yo no bañaría a un leproso ni por un millón de dolares, a lo que Teresa contestó: Yo tampoco porque a un leproso sólo se lo puede bañar por amor."
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El regalo de la libertad:
Cuando me fuí de mi casa, niño aún, mi madre me acompañó a la estación, y cuando subí al tren me dijo: Este es el segundo y último regalo que puedo hacerte, el primero fue darte la vida, el segundo la libertad para vivirla.
La oración dilecta de mi madre decía: Señor, te pido perdón por mis pecados, ante todo por haber peregrinado a tus muchos santuarios, olvidando que estás presente en todas partes. En segundo lugar, te pido perdón por haber implorado tantas veces tu ayuda, olvidando que mi bienestar te preocupa más a ti que a mi. Y por último te pido perdón por estar aquí pidiéndote que me perdones, cuando mi corazón sabe que mis pecados son perdonados antes que los cometa, ¡ tanta es tu misericordia, amado Señor!.
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Facundo Cabral nació en un puerto argentino - Berisso - en mil novecientos treinta y siete, y desde que aprendió a caminar no se detuvo jamás.
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Hay dos cosas que un buen charro debe tener; una buena vieja y una buena mula, eso sí, que la mula no sea muy vieja y que la vieja no sea muy mula."
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Dios tomó forma de mendigo y bajó al pueblo para acercarse a la casa del zapatero al que le dijo:
"Hermano, soy muy pobre, no tengo una sola moneda encima y mis sandalias están rotas, si tu me hicieras el favor."
A lo que el zapatero le respondió: " Aquí todo el mundo viene a pedir y nadie a dar."
Dios le dijo: " Yo puedo darte todo aquello que tú necesites."
"¿ Tú podrías darme un millón de dólares para que yo fuera feliz?."
"Yo puedo darte diez veces más que eso a cambio de algo: a cambio de tus piernas."
A lo que el zapatero le respondió: " Para qué quiero yo diez millones de dólares si no voy a poder caminar sólo".
"Puedo darte", continuaba el Señor, "cien millones de dólares a cambio de tus brazos."
El zapatero, inquieto le dijo: "¿ Qué puedo hacer yo con cien millones de dólares si no voy a poder comer solo?."
El Señor le hizo la última tentativa al zapatero. "Te voy a dar mil millones de dólares a cambio de tus
ojos".
El zapatero, asustado ante el mendigo le respondió: " Qué hago yo con mil millones de dólares si no puedo ver a mi mujer, a mis hijos, a mis amigos."
El Señor le dijo: " Ah, hermano, hermano, qué fortuna tienes y no te das cuenta". " Si amas al dinero a lo sumo llegarás a un banco, pero si amas a la vida, seguramente llegarás a Dios."
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" Escapa de los que compran lo que no necesitan, con dinero que no tienen, para agradar a gente que no vale la pena."
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Recibido el 18 de Julio de 2007
de un colaborador anónimo
de un colaborador anónimo
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