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Contaminación: extractos de un informe

La otra cara de la reactivación.
A pesar de la cantidad de puestos de trabajo que generan, la creación de parques industriales preocupa a los vecinos de la región por los riesgos ambientales que ocasionan. Sin embargo, las autoridades provinciales y municipales aseguran que la reactivación productiva no afecta a la población.
La creación de parques industriales en el conurbano bonaerense durante la década del 90 apareció como una respuesta no sólo a la necesidad de preservar el desarrollo industrial ante el deterioro que provocó la apertura económica y el retraso cambiario, sino también como un intento por ordenar la espontánea y por momentos caótica mezcla de fábricas y viviendas residenciales, que siempre deterioran la calidad de vida en cualquier ciudad. Sin embargo, durante las últimas décadas quedó comprobado que la existencia de un sector industrial planificado no siempre es sinónimo de preservación del medio ambiente, y que a la inversa, en ocasiones la concentración de industrias en un predio cerrado mantiene alejada la mirada de los vecinos, que siempre son el primer eslabón de la cadena de control ambiental, y por lo tanto funciona como zona liberada para la actividad industrial.
La aplicación de las normas para el cuidado del medio ambiente es uno de los principales reclamos de la población y de las organizaciones que denuncian la falta de control a la actividad industrial. “El defecto no son las leyes, lo que pasa es que no se aplican. Lo que falla es la actividad de contralor, el ejercicio del poder de policía en muchos niveles del Estado”, remarcó Andrés Nápoli de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales en diálogo con Info Región. La Ley provincial 5.965, denominada “de protección a las fuentes de provisión y a los cursos y cuerpos receptores de agua y a la atmósfera”, prohíbe “el envío de efluentes residuales sólidos, líquidos o gaseosos a la atmósfera y a los cursos o cuerpo receptor de agua, superficial o subterráneo, que signifique una degradación o desmedro del aire o de las aguas de la Provincia, sin previo tratamiento de depuración o neutralización que los convierta en inocuos e inofensivos para la salud de la población o que impida su efecto pernicioso en la atmósfera y la contaminación, perjuicios y obstrucciones en las fuentes”. Según Nápoli, la delicada situación ambiental que se vive en el territorio bonaerense es producto de la “pasividad que tiene la administración que bajo la excusa de la falta de recursos, privilegia la actividad económica en detrimento de las cuestiones ambientales”. Sin embargo, el ambientalista rechazó que los polos industriales sean la causa de la contaminación y atribuyó este problema a la falta de control por parte del Estado a los desechos que las industrias arrojan sobre los cursos de agua. “No le podríamos atribuir el problema a la figura del Parque Industrial, la cuestión es la falta de contralor. Las industrias, las empresas, las actividades económicas hacen lo que les dejan hacer. En países donde la legislación y el control son mucho más estrictos, las normas de producción de las industrias están mucho más ajustadas a la protección ambiental”, enfatizó.

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