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Escribió Samuel Auerbach en La Vanguardia


Existe un pueblo
por Samuel Auerbach

Existe un pueblo que por entero siente como propio el dolor de algunos pocos. Existe un pueblo capaz de no oponerse a liberar a un feroz asesino condenado a reclusión perpetua, a cambio de poner fin a una dolorosa y larga incertidumbre, sin importarle de cuántos. Pero también existe otro, cuyos gobernantes, líderes y destacados intelectuales, besan y abrazan a quien es capaz de matar, con premeditación y a sangre fría, a una inocente y tierna criatura. No existe motivo que justifique tal brutal acción. Sólo las bestias y los humanos con almas de bestias, lo hacen.

A los primeros se los perdona. Necesitan alimentarse sin discriminación. Es la respetada, querida y sabia naturaleza. Pero a los otros, los infrahumanos, cómo justificarlos si sólo el ciego odio que en los animales no existe, es lo que los mueve. Ese pueblo que nunca deja de llorar a sus víctimas, que no le importa liberar a bestias que tiene enjauladas, aún pagando un precio político con alto riesgo, con tal de aliviar el dolor aunque sea de unos pocos, ese pueblo se llama Israel. Está ubicado en el Oriente Medio, rodeado de un tremendo número de bestias humanas a las que trata de domar para poder domesticarlas y vivir sin peligros. ¿Lo conseguirá? ¿Podrá desarraigar el odio inculcado en ellos casi desde que vieron la luz? A estas preguntas, ese sufrido pueblo contesta: difícil pero posible; es la posibilidad que le otorga la esperanza, el amor a la vida y el inmenso deseo de vivir en paz.


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