Hermelinda Genara Otazo, a sus 72 años, ayer vivió una fiesta de egresados muy especial. Fue la abanderada del Bachillerato de Adultos 451 de El Carmen, en Berisso, con promedio 10. Hace poco, además, tuvo el orgullo de portar la bandera argentina en un acto a nivel provincial: es que la ejemplar mujer de Villa Montoro es la mejor alumna de la rama adultos de todo el territorio bonaerense. Pero la historia de esta estudiante modelo tiene tantos capítulos -todos signados por el esfuerzo y el sacrificio- que conviene remontarse en el tiempo para encontrar un hilo conductor entre un presente ‘regado’ de hijos, nietos y bisnietos y un pasado duro que comienza en Corrientes. En 1969, Hermelinda llegó a la Ciudad con el objetivo de “salir adelante”, recuerda, y comenta que “para entonces yo tenía 28 años. Me vine sola. No sabía leer ni escribir. Es más, ni siquiera sabía hablar en castellano. Mi lengua era el guaraní”, dice con una sonrisa. Comenzó entonces a trabajar en casas de familia, una actividad que mantiene hasta el día de hoy. Formó pareja y tuvo cuatro hijos, Aldana, Noemí, Laura y Cristian. “Mi mamá es el orgullo de la familia. Se propuso cursar y finalizar el nivel secundario y así lo hizo. Tres años yendo a clases a la noche, a pesar del frío, la lluvia, los peligros de la calle. ¡Lo hizo!”, exclama Aldana, quien en sus palabras expresa la inmensa felicidad que embarga a ella y a sus hermanos, quienes ya le regalaron doce nietos y cinco bisnietos. “Me separé de mi pareja porque tenía problemas con el alcohol”, rememora Hermelinda, quien desde entonces se tuvo que hacer cargo sola de sus hijos. Pero eso no le impidió dar el primer paso en su afán por superarse mediante el estudio. “A mediados de los ‘80 hice la primaria en el turno noche. Empecé en la Escuela 23 de 7 y 600 y terminé en la Escuela 84 de Villa Elvira”, recuerda. Luego tuvo un ‘parate’, ya que se preocupó “por el estudio de los chicos, que por suerte todos finalizaron”, dice. Y agrega: “Como ya eran grandes, hace tres años me propuse hacer el secundario. Era mi asignatura pendiente, algo que siempre quise realizar y que nunca había podido”. Fue entonces cuando se anotó en el Cens 451 de Berisso, del que ayer egresó con promedio 10. “Iba a trabajar a casas de familia, luego cursaba, y a la noche me quedaba estudiando. Todos los días. A veces hasta las dos o tres de la madrugada”, relata la mujer que a los 72 años demostró que todo es posible con esfuerzo y convicción. Y no se olvida de resaltar que sus hijos “siempre me ayudaron, me explicaban lo que no entendía; siempre estuvieron a mi lado”. Pero más allá del estudio, la humilde y perseverante vecina de Villa Montoro tiene una historia personal muy particular. “Llegué de Corrientes como hija adoptada. Y hace tan sólo 6 meses conocí a mi madre biológica”. ¿Y cómo se dio ese encuentro? “Por un sobrino que viajó a Corrientes y comenzó a buscar a la familia. Fue así que primero dio con mis hermanos, y finalmente con mi madre. Ella me contó que me dio en adopción porque no me podía mantener. Yo igual estoy contenta. Ahora tiene 86 años y apenas habla el castellano, con eso lo digo todo”, remata la mejor alumna de la rama de adultos. Hermelinda no deja pasar la oportunidad para hablarle a los más jóvenes. “Yo siempre les digo que estudien, que aprovechen y lo hagan de chicos, porque luego es muy pero muy difícil y se complica el porvenir”, finaliza. Una abanderada muy especial, dueña de una historia que sólo sabe de sacrificio y esfuerzo.
FUENTE: http://www.eldia.com.ar
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