Navidad, es buen momento para la reflexión…- por Hugo César Renés

Vivimos tiempos sin tiempo. Momentos de angustia y ansiedad, de miedos y cuidados que parece que nunca van a terminar.
En esa realidad, una serie de episodios, tanto públicos, como privados, han poblado el difícil año que se está yendo. Algunos imponderables. Otros, producto de nuestra total y absoluta responsabilidad individual y/o colectiva.
Cada uno de esos sucesos habrá dejado en nosotros una marca, una huella imborrable. ¿Cuál fue nuestra participación, contribución o falta de compromiso, en cada uno de ellos?.
Si tenemos en cuenta que el arte del bien común está conformado por tres elementos fundamentales: memoria del pasado, inteligencia del presente y providencia del futuro, no podemos permitir que todas nuestras vivencias de ayer puedan caer en saco roto. Son experiencias que debemos capitalizar para enfrentar al futuro, en una sociedad como la nuestra, en la que la razón no es buena consejera porque está nublada por el compadrazgo, el capricho, las pasiones, los resentimientos y concupiscencias desordenadas que han permitido, y permiten, que muchos funcionarios públicos escalen los primeros puestos administrativos con el premeditado fin de lograr los beneficios del presupuesto público y las mil y una regalías, que sin el mayor trabajo personal consiguen.
En una sociedad así, con una masa amorfa y engañada, el derecho y el deber no pueden ser nunca correlativos, ¿o si...?. Allí radica nuestra ansiedad, nuestros miedos, y nuestra anomia familiar y social
Cuando en el momento mágico de la medianoche del 24 de diciembre levantes tu cáliz de vidrio para brindar, brindarte, y festejar el milagro que se produjo en aquella humilde cuna de Belén que atrae tanto la atención de todos los creyentes como no creyentes, recuerda que hay muchos que no lo tienen, y otros, que teniéndolo, no encuentran a nadie con quién compartir ese momento.
Te pido que recuerdes en ese instante que el alba Navideña se extiende también sobre los cementerios donde están los restos de nuestros seres queridos; sobre los hospitales y sobre los distintos lugares de detención donde tantos testigos de nuestra guerra reciente, están privados injustamente no solo de su libertad, sino hasta su dignidad y la de su familia. Para todos ellos te pido que por lo menos en ese segundo le hagas un lugar en tu corazón que les permita a todos ellos amortiguar las inclemencias del vivir, de lo vivido, y del olvido de muchos.
Navidad mis amigos, nos da a todos la oportunidad de renacer sin titubeos, con certezas, porque es tiempo de reconciliación, de ilusiones y esperanzas puntos de partida todos ellos que permiten imaginar un futuro de paz, concordia, desarrollo y amor.
Hagamos votos para que uniéndonos todos en el trabajo redentor y en el amor solidario, seamos capaces de hacer de nuestras vidas una permanente Navidad, porque no hallaremos otra armonía social entre los hombres que no sea la que predicaron los primeros discípulos de Aquel que para darla a todos, comenzó por humillarse y menospreciarse a sí mismo.
Aprovechando este momento epistolar, hagamos una fervorosa invocación a nuestro Señor Jesucristo para que saque de nuestros cuerpos el suspiro triste de la angustia y la desesperanza y proteja y bendiga a todos los argentinos, porque su divina protección es y será siempre garantía segura de éxito.
Feliz Navidad para todos, con mucha paz espiritual y salud.

Hugo César Renés y familia
hcr1942@yahoo.com.ar

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