Seguridad ciudadana: una materia pendiente con pérdidas de vidas y bienes.
Por Miguel Angel Di Cianni (*),
especial para Agencia NOVA
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La inseguridad y la pérdida de vidas: ¿Un camino sin retorno?
Cuando se habla de inseguridad en la Provincia de Buenos Aires, nos referimos integralmente a pérdidas de vidas y bienes, y no, a competencias de discursos, confrontaciones políticas, o análisis superfluos. Las estadísticas de delitos en toda su variable han crecido al compás de la demografía territorial con índices alarmantes en los últimos cuatro años, dando por tierra con los diferentes programas de seguridad pretendidamente aplicados.
El cóctel de ideas, saborizado con especias políticas de diferente orden y factor, sucumbió a la dura realidad de la que son víctimas, los Ciudadanos Bonaerenses.
Es público y notorio que el desorden socioeconómico, la disolución de vínculos, la falta de formación educacional en todos sus aspectos, y la continua vulneración de derechos impostergables han contribuido a la esencia de este gran mal padecido, pero en nada contribuye seguir incoherentes ante el mismo.
No se puede pedir a un individuo con estado policial que prevenga o reprima el delito amparado en normas que lo convierten en la primera víctima, ya que por precepto natural, nadie en sus cabales se perjudica a sí mismo, y en ese contexto, la falta de apoyo institucional produce dicho específico.
Ante ello, el Estado debe estar comprometido en el cambio de las normas para que la tarea policial cuente con el respaldo de las garantías que le asegurará a los servidores del orden, cumplir con su labor ajustada a derecho, y la ciudadanía, el hecho de un resguardo y protección imprescindible como así también reaseguros a sus necesidades insatisfechas.
Los programas de seguridad a vista, despliegan una profunda tecnicidad casi imposible de entender por parte de la población y/o de la propia policía, y su puesta en marcha no concentra el tacto real de lo que acontece en materia de marginalidad. Puede ser un erudíto en materia legal pero el manejo y la estrategia de una Institución tan especial solo se exhibe con un acabado conocimiento de lo específico.
No existe la capacidad de aplicación en materia de seguridad si a los actores prioritarios no se los dota de los vitales elementos para su tarea. La base del desempeño policial es indudablemente operacional y ante ello, su jefe debe ser esencialmente operativo, algo exento en la actualidad.
La vocación de servicio del personal aludido debe inexorablemente ser revivida para optimizar su labor, pero cómo lograrlo si ante la duda es el primer sospechoso, si su capacitación exhibe las grandes falencias de los citados programas, si su condición de trabajador estatal lo clasifica en poseedor de un salario no acorde al riesgo de tarea, si la justicia los acota por acción u omisión, o si la propia Comunidad salvo casos exiguos, los coloca en la irrespetuosidad y el desagrado popular.
Cuando hablamos de inseguridad, hablamos de pérdidas de vidas y bienes ciudadanos, en consecuencia, la coherencia de acción y dicción será el determinante de nuestro futuro.
(*) Miguel Angel Di Cianni
Diputado Constituyente Pcial. M.C
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